jueves, 23 de febrero de 2017

El sentido de la izquierda

Mientras que Pedro Sánchez lucha por volver al mando del PSOE, abogando por una alianza con Podemos y por el concepto de estado plurinacional, el expresidente Felipe González pide la liberación de un ultraderechista como Leopoldo López, quien fue condenado por estar implicado en la muerte de varias personas por invitar a la violencia extrema en manifestaciones contra el gobierno bolivariano. Un expresidente, Felipe González, que, como lo ha apodado Pablo Iglesias, es el mayordomo del magnate capitalista Carlos Slim. También pedía Donald Trump, más bien exigía, la liberación de López, claro está que es normal que un ultraderechista pida la liberación de otro. Tanto la izquierda como la derecha sufren sus radicalismos y sus incongruencias, víctimas de la soberbia o la mera avaricia. No hay duda de que la política es cuestión de poder y servilismo, poder para dominar al pueblo y servilismo a los poderosos, que son quienes determinan el guión de la política. A este esquema hay contadas excepciones, afanes idealistas, verdaderos héroes del  pueblo que viven para liberarlo. Pero, ¿realmente el pueblo quiere ser liberado? ¿O el miedo le impide apreciar la soga que sobre su cuello se va ajustando? El Che murió en Bolivia tratando de liberar a un pueblo que prefería seguir las órdenes de sus patrones. No quisieron la revolución, sino seguir siendo esclavos. Ante el miedo se aferraron a la seguridad de la miseria impuesta. Y hoy nos preguntamos cuál es el sentido de la izquierda. Una izquierda para el pueblo pero, ¿sin el pueblo? Es decir, ¿hay un pueblo realmente deseoso de liberarse? O no sabe de qué. Acaso, ¿no hay necesidad para ello? ¿O sí? 

La Tribuna de Albacete, 23-02-2017

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