miércoles, 10 de febrero de 2016

Elogio de la sobriedad




Siempre resulta inspirador, parecido a darse un baño de lucidez, escuchar al expresidente de Uruguay, José Mujica, hablar sobre la realidad social de nuestro tiempo y la manera de encarar una actitud vital y ética frente a ella. El capitalismo no nos deja apenas respirar, la necesidad constante y creciente del consumo, del siempre querer poseer más, insaciablemente, consigue que nuestra vida se quede desprovista de libertad. Algo que es, sin duda, la mayor riqueza que un ser humano puede poseer. Reflexiones como esta de José Mujica son capaces de inspirarnos y hacernos pensar nuevos horizontes: "No soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje, vivir con lo justo para que las cosas no me roben la libertad". Hay quienes han criticado que su discurso sea un elogio de la pobreza, pero, como él mismo dice, en realidad es un elogio de la sobriedad. Y seguramente sea la única solución para que este planeta no reviente, pues es insostenible este afán expansivo de consumismo y materialismo; algo que terminará por agotar todos nuestros recursos. Es, a la vez, la prueba de un modo de vida colmado de insatisfacción, cegado por el espejismo de lo material como sinónimo de libertad o felicidad, pero que resulta incapaz de cultivar esa libertad y felicidad interiormente, que es el único lugar donde puede florecer. Mientras no miremos adentro, mientras no sepamos ser felices desde lo que somos y no desde lo que poseamos, será imposible que este mundo mejore. Podremos ser muy ricos de cosas materiales, pero seguiremos siendo pobres de espíritu y eternos esclavos de lo que tenemos y del miedo a perderlo. Hay que reaprender la libertad si aspiramos a salvar este mundo.

La Tribuna de Albacete, 10-02-2016

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