jueves, 28 de diciembre de 2006

PLANING

Te espero. Verdad incontenible,

abrázame, no escapes nunca,

no huyas, aunque sólo seas

palabra hecha de sombras.

Verdad engañosa, te entrego

la ruina de mis certidumbres

y que nunca más

ninguna otra respuesta

contenga la grave soledad

del conocimiento inexpresable.

Sólo anhelo palabras sencillas

y un espíritu mundano,

que no ahogue su melancolía

en el ardiente resplandor de la lluvia.

Anhelo que el otoño

esparza sus hojas

cubriendo todos los veranos

de la memoria.

Anhelo el olvido del invierno,

el tranquilo renacer de la primavera

y… que finalmente la pasión

se resuelva en realidad

y no en deseo, al despertar

del sueño profundo del estío.

jueves, 21 de diciembre de 2006

LA RAZÓN POÉTICA


María Zambrano transitó el camino último de la fenomenología, pretendía reavivar la conciencia de la estancia simultánea del hombre en sus tiempos múltiples, en palabras de Chantal Maillard. Y esto lo consiguió en su obra mediante el método de la “razón-poética”. La existencia a través de la temporalidad, del “ser-ahí”, exige también un lugar, en María Zambrano, de origen ignoto, simbólico y sagrado.

Fue Ortega quien escribió: Seamos en perfección lo que imperfectamente somos por naturaleza. Si sabemos mirarla, la realidad nos enseñará su defecto y su norma, su pecado y su deber. En estas palabras podemos deducir sin mayor dificultad que para Ortega la realidad es objeto observable, y es el individuo el que sabe o no sabe observarla. Sin embargo María Zambrano no mira la realidad de la misma manera que Ortega – que la nombra situado en la vertiente kantiana- y para ella: todo puede suceder, porque nadie sabe nada, porque la realidad rebasa siempre lo que sabemos de ella. El saber de la realidad queda negado porque la realidad no “está ahí”, todo lo contrario, es materia intrínseca propia de los sueños o de las “esperanzas”. La esperanza, en Zambrano, es un sentimiento humano necesario del individuo que explica el origen de las creencias. Hemos de entender que a “esperanza” debe unírsele “desesperanza”, pues un sentimiento contiene inexorablemente el opuesto. Este sentimiento puede crear una realidad que no sea real, esto es, que no sea “verdad” (alétheia), pero que le encamine a la búsqueda de ella.

Nietzsche definiría el reino de los cielos como un estado del corazón. La experiencia divina según el filósofo alemán es esencialmente “íntima”. Esta intimidad sagrada que se manifiesta en esperanza, resulta verificada al desechar el sentimiento de temor primigenio: la esperanza rescatada de la fatalidad es la libertad verdadera, realizada, viviente. María Zambrano nos define la necesidad de trascendencia del hombre como un estado de padecimiento que posee una doble dimensión: el propio padecimiento sagrado y la ausencia de su propio padecer transformado en cualquier forma de obsesión. En definitiva, sólo le queda la “esperanza del misterio” para librarse de la angustia de su circunstancia. María Zambrano niega el “cogito ergo sum”, se opone taxativamente a Descartes para construir una definición de la “razón-pasión” como explicación del “sujeto viviente”. Esta “razón-pasión” es verdaderamente la “razón-poética”, el “logos sumergido”: razón amplia y total, razón poética que es, al par, metafísica y religiosa. Encontrar una razón que integre en ella su crítica permanente es un paso certero, según Zambrano, para acercarse a esa razón total, razón construida sobre los cimientos de un “relativismo positivo” aunque no escéptico. En palabras de Chantal Maillard: La razón-poética es […] un método mediante el que se trata de descubrir el “ser” […] del hombre mediante el contacto íntimo de su acción reflexiva con las circunstancias, en principio ajenas al pensar, que conforman la vida. Por tanto, el método de la razón-poética explica algo que le es inherente al sujeto y que se funda en su necesidad de autoconocimiento, de construcción de sí mismo, tarea creadora capaz de instalar los medios para el descubrimiento del misterio que rige su total existir.

¿Cuál es la razón de la poesía? Sólo hay una razón, que podríamos denominar “irracional”, y ésta es la razón del amor. Esta razón de amor del poeta no selecciona, no distingue, por fidelidad a lo amado. Esta palabra camina perdida, sin rumbo, en una amplia sensación de voluntad originaria que no desea hallar el misterio que se le plantea en su camino, porque goza en ese Todo cuya verdad desconoce, goza de ese desconocimiento que le hace ser la razón y el fundamento del misterio del que participa. El filósofo persigue una verdad que se le escapa en cada paso que inicie, al querer precisar la realidad ésta le rebasa en el instante de creación de un lenguaje engendrado en la consciencia. El poeta, que se debe a lo dado, sin pretensión de asimilar racionalmente su sentido, continua su tránsito desorientado, casi en éxtasis místico, y sin embargo no se escapa nunca de la razón, porque para él, esa fidelidad con el origen de todo cuanto le es dado, constituye su raíz y, por tanto, su razón.

domingo, 10 de diciembre de 2006

Experiencia

A Jaime Gil de Biedma

El llegar puede hacerse muy lento,

y nosotros caminamos con una intensidad

que nos disuelve.

No sabremos esperar a las horas decaídas,

ni tampoco a las horas alentadas por un

falso rumor sagrado. No sabremos esperar.

Nos haremos permanentes mientras algo nos cambie

y el hogar nos irá reconociendo. Pero nunca elegiremos

cambiar cuando siga siendo pronto para hacerlo.

Es dura la llegada y el llegar puede hacerse muy lento.

jueves, 7 de diciembre de 2006

Todo es sueño

Llamamos sueño al acto de dormir y al deseo de dormir. “Tener sueño” no es estar en posesión de él, sino la necesidad de que ese acto se realice, esto es, se convierta en realidad. Así, el misterio comienza al iniciarse el sueño, el cual habitamos casi con la misma frecuencia que la vigilia. Cuando la realidad desaparece llega el sueño, que es la experiencia onírica de esa otra realidad. Una de las cuestiones más difíciles de dilucidar es si el hombre, cuando vive su vida consciente, está viviendo la vida real o todo, vida y sueño, es lo mismo. En un magistral poema Borges escribió: “Sentir que la vigilia es otro sueño / que sueña no soñar y que la muerte / que teme nuestra carne es esa muerte / de cada noche, que se llama sueño”. Será entonces que todas las noches morimos, cotidianamente, será entonces que en la vigilia soñamos que no soñamos. O, como ha expresado este poeta en otras ocasiones: ¿No será que Dios nos sueña a nosotros y nosotros somos también dioses cuando soñamos como Mahâvishnú? ¿Qué ocurrirá cuando Dios despierte de su sueño? No cabe duda de que el tema del sueño es verdaderamente apasionante a la vez que esencial como realidad humana digna de ser estudiada a fondo. Freud dio los primeros pasos y, sin duda, abrió un camino amplio, que trascendió a las artes incluso (con el surrealismo, principalmente). La literatura ha hablado en incontables ocasiones del sueño, en 1635, con “La vida es sueño” Calderón –en unos versos muy conocidos- se pregunta y se responde “¿Qué es la vida? Un frenesí. / ¿Qué es la vida? Una ilusión, / una sombra, una ficción, / y el mayor bien es pequeño; / que toda la vida es sueño, / y los sueños, sueños son.” Estos versos han pasado a formar parte de la cultura popular, por el problema existencial que plantea. Por esas fechas Descartes, creador del “Discurso del Método” confesará: “No encuentro ni un solo criterio para distinguir la vigilia del sueño […] ¿Cómo puedes estar seguro de que tu vida entera no es un sueño?” A esta conclusión llegó el primer filósofo-científico del pensamiento moderno, aquel que dijo “cogito ergo sum”. El pintor español Francisco de Goya era también consciente de la distinción entre sueño/razón. Para Goya la razón, cuando soñaba, producía monstruos. Es decir, que el sueño se rige por la sinrazón, lo fantasmagórico e ilógico. El hombre que sueña puede, por tanto, acabar loco. Ya que el hombre, como señaló Holderlin, es un Dios cuando sueña y un vagabundo cuando reflexiona, así que el sueño nos puede trasladar a cualquier parte, incluso a la “utopía”. En el año 1963 Marthin Luther King dará un discurso por el trabajo y la libertad que comenzará así: “Yo tengo un sueño”. En términos de utopía la imagen del sueño resulta apropiadísima. Tener un sueño es tener algo único, propio del hombre soñante en su mundo interior, que le desvela otra información del mundo. Los artistas, como Goya o Dalí, soñarán sus cuadros. El sueño será un rico caudal de creación, inspirador y buscado. Incluso el sueño puede inspirar poemas, como el “Kubla Khan” de Coleridge. El sueño se presenta de muchas maneras, una de ellas es la pesadilla. Las pesadillas pueden ser horribles, el cine ha dado buena prueba de ello, sólo hemos de recordar aquella película bastante mala llamada “Pesadilla en Elm Street” (Wes Craven,1984), donde a los personajes cuando se quedaban dormidos se les aparecía Fredy Krueger para torturarlos y matarnos de una manera horrible. Y si morían en el sueño morían también en la realidad. Hay sueños que pueden parecer más reales que la vida, hay sueños que pueden incluso interpretarse para aplicarlos a nuestra vida real y conflictos psicológicos. En otra película, interesante a este respecto, la pesadilla es, sin embargo, estar siempre despierto, esto es, padecer un insomnio continuo, me refiero a “El maquinista” (Brad Anderson, 2004). O en otra, “La mujer del cuadro” (F.Lang, 1944), su protagonista despertará al final de la película para comprobar que todo ha sido un sueño. Incluso su muerte. En definitiva, todo es sueño ergo todo es realidad. Qué difícil resulta distinguir una cosa de la otra. ¿Qué es verdad y qué es fantasía, mentira? ¿No es acaso todo verdad? ¿Soñar no es real? Por supuesto que sí. El sueño resuena como metáfora del hombre, el cual sueña su mundo para tratar de mejorarlo. La vida está compuesta de sueños. Lo cantará Machado: “Yo voy soñando caminos / de la tarde. ¡Las colinas / doradas, los verdes pinos, / las polvorientas encinas!... / ¿Adónde el camino irá?”. Saber cómo soñamos nos acerca a saber quiénes somos, descubrir la materia de nuestros sueños equivaldría a desvelar de qué está hecha la materia de la vida. Pues como escribió Sor Juana Inés de la Cruz: “El sueño todo, en fin, lo poseía; / todo, en fin, el silencio lo ocupaba”. Todo le pertenece al sueño, incluso este artículo, que tú, lector inquieto, acabas de soñar.

   

lunes, 4 de diciembre de 2006

LA FORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD (Microensayo)



Podría decirse que la personalidad nos capacita, en cierto modo, para ser quien somos. Aunque una personalidad puede ser consciente o inconsciente, visible por el sujeto y por el mundo. La personalidad es advertida, percibida, como manifestación humana rígidamente clausurada.

La personalidad se dispone en el sujeto y lo conforma como ente simbolizado. La personalidad requiere de cierta inconsciencia por parte del sujeto al desarrollarla, motivándole como una especie de virtud natural -o carácter- que le confiere su significado.

sábado, 2 de diciembre de 2006

Canto a la nada

INTENTA mirar lo más directamente que puedas a la nada,

Vigila tu golpe de vida, como suerte a la que te abrazas, eterno,

Despertando en un mausoleo de emociones, rozando tu piel

La húmeda herida del fracaso.

NO has perdido el sueño, no queda la ciudad,

Y muere desolada en su silencio la palabra

Dicha antes del juicio.

INTENTA mirar a la gente lo más profundamente que puedas,

Verás rostros entre la ceniza del dolor, más allá de sus máscaras,

Palpitando vida y alucinaciones. Verás las páginas del libro

Tan vacías como las miradas, como el vientre caótico de las banderas,

Colores de miseria, muerte musicada que algunos escuchan

Silenciosos, con la digna mano en el pecho.

VENCER, vencer es el camino.

Nada más que una voz cantando tu nombre,

Palabras de victoria, entre la esperanza.

Compartir esta entrada:

Bookmark and Share

Entradas relacionadas:

Related Posts with Thumbnails