Reclama la paz del tiempo acariciar
con su amor lo abierto, llevando
deseosa claridad en ti, verbo latente.
Todo fuego se extingue en agua pura
que filtra pasión y la exime
con amorosa llaga de encuentro.
Filtras, purificas, amaneces…
con la luz clavada en el pecho
dulce lamento al cielo detenido.
Llegas al segundo sin forma
con la forma de lo alcanzado,
en pausa vívida, estentórea
señal del nacer sin nacimiento.
Tienes, posees, reclamas…
un hueco de luz para el mundo
que suene como lira callada flotando.
En tu silencio, la armonía
buscada, deseada en la forma sin fondo.
En tu palabra, el silencio
anhelado, seguido en el orbe imaginario
de tu devenir, espejo cóncavo de ti.
Murmullo, océano, rumor del viento
que estremece tus alas con el aire
y alza la materia al sin fin.
Te busca la palabra, el silencio
descifrado, la plena respuesta
del no decir.
3 comentarios:
Me conmovió tu poema.
Lo desconocido, lo latente, lo sin nombre, de ahí proviene nuestro Ser. Tú me has movilizado, con esta obra que te ha dictado el universo.
Gracias, José Manuel, me quedo de visita.
Un beso.
Que paradójico es el tema de lo no dicho, profundamente ligado a la escencia del ser...
Buen trabajo!
Hola Jose Manuel,
Gracias por tu poema.
Agustin
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