Te busqué tras la tarde de sombras,
en la noche íntima y blanca de luna,
te busqué en la impaciencia y en la calma,
en la lágrima y en la sonrisa convencida,
te busqué en el dolor y más allá de sí:
en la alegría.
Bebí grandes vasos de vino para alargar
la alegría. Pero pronto llegó la resaca y tú
más nunca apareciste.
2 comentarios:
Muy chulo el reproductor que tienes puesto jejeje
Gracias por tu saludo bloggero Y por la huella que dejaste, la que me trajo hasta aqui, a leer poesia de la buena.
Un abrazo
Publicar un comentario