Hay un camino en la tierra nuestra,
el camino que se aproxima al ocaso de las verdades,ocupando el lugar de lo completo, invicto en la cima
del alma, sin otro ámbito que el más profundo sentir del vacío.
Llamamos tierra a la tierra y hombre al hombre,
palabras que se hacen idénticas a lo pensado
o pensamientos que son idénticos al hombre.
Mi voz se ocupa de la vuestra
y nuestras voces son una finalmente,
vacilando distintos ecos del mismo grito comenzado.
Queda estremecido el aliento del silencio.
El eco que regresa se olvida del grito.
La señal de la luz nos da certeza informe.
Todas las palabras son la misma palabra
y el sueño se agranda bajo el mismo escenario sin fondo.
¿Cómo atrapar el llanto en su caída, dar forma a la herida
que vuela temerosa por las sombras de su pánico?
No hay tiempo para el pánico, sólo para la supervivencia.
No hay tiempo para ti, que desapareces sin verme.
No hay tiempo para mí, que me marcho huyendo
en el silencio de la noche, sin descubrir si ha quedado
un resto de ti que me despierte.
2 comentarios:
Silencio y soledad (que son la misma cosa) se conjugan en este hermoso poema, que mana de lo profundo de tu ser. Me encantó tambien la pintura que elegiste para ilustrarlo, es perfecta.
Me gustaría saber el autor.
Un saludo.
Gracias Neytiri,
la pintura es de Giorgio de Chirico
y se titula "El regreso de Ulises".
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