viernes, 5 de febrero de 2010

En el comienzo

En el último sonar de las campanas
interiores del alma y de la noche
escuchas al final de las palabras
el torrente ajeno de las voces
que repiten tu nombre
en la mirada
y en los surcos del cielo
y en su cumbre.
La voz que persigues
al dictado y al silencio
se fue con la palabra.
Y no es nada lo que queda
sino el amor y el gesto
imborrable
de todos los comienzos.

1 comentario:

Meri Pas Blanquer dijo...

Y ¿qué no queda nada?
ohhh, sí queda todo, ¿no te ves escribiendo?

Precioso amigo.

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