La única prueba que puedo darte, querido lector, de mi existencia, son estas palabras que lees. Mientras ejerces el acto de lectura de este texto mi voz está resonando en ti, en tu inteligencia y en tu sensibilidad. Pero sé cuidadoso porque si dejas de leer me habrás matado. Por suerte esto no es como la vida real, es un juego llamado lectura, donde podrás, siempre que lo desees, volver a entrar en este blog y leer mis palabras nuevamente. Resucitándome.