Como un huracán salvaje mi cerebro estrangula la calma,
revolotea indeciso el silencio, taladra el ahora
de picaduras nerviosas
y grita al viento la penumbra
de una especie de éxtasis psicótico
que va a dar al valium
del sueño nihilista
en un volcán de ideas masacradas.
Mi cerebro es más fuerte que yo, por eso golpea
y silencia mi esperanza.
Solamente quiero dormirme para ahuyentar a la muerte
de la razón homicida.
Y que el sueño conduzca mi cuerpo a lo sutil de la nada,
por sus adentros de aire vencido.
1 comentario:
Enredas muchas sensaciones en este poema, me gusta. Saludos.
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