Podría decirse que hay dos realidades diferentes. La que ocurre dentro de nosotros y la que se nos presenta desde afuera. Sin embargo, esa dimensión exterior siempre es interiorizada. La percepción se encarga de transformar lo que es en algo casualmente distinto.
Cuando miramos el mundo, inconscientemente, interpretamos. Sentimos placer o displacer ante un estímulo visual, auditivo, táctil. Los sentidos implicados en la percepción interactúan de manera asombrosa. Una sinfonía de Beethovenn o un cuadro de Caravaggio nos pueden poner los pelos de punta, extendiendo la impresión primera por una red intrincada de impresiones dispares.
La emoción nos arrastra, fisiológicamente, hacia una diversidad de sensaciones; y todo nuestro ser presencia el suceso de lo real como una experiencia plena de percepciones.
La realidad interior siempre está ahí. La operación con el mundo exterior es un partir hacia-desde.
El tiempo se encarga de llenarnos de información. Los sucesos se encargan de que esa información no se disuelva y tenga una función de referencia con todo lo que nos ocurre. La información primera no será nunca igual que la información que la memoria nos ofrezca después. Y así vamos pasando la vida, recogiendo información y accediendo a copias de copias de la misma.
Una serie de impresiones visuales, acompañadas de sus referentes sensitivos durante el proceso perceptivo, no tienen un lenguaje o código concreto, como pueda ser una frase, compuesta de fonemas, significados léxicos y sintaxis. Una serie de impresiones, llamémoslas emocionales, guardan un referente estimativo. Y, de este modo, recobramos, elaboramos una nueva sintaxis (cognición), de lo que en un principio pudo suponer una cadena incoherente de realidades. Esa es la complejidad del sentir: hallar lo inesperado y hacerlo coherente para normalizar una experiencia poética, esto es, creativa.
Toda creación surge del caos.
Poesía, tomada del griego poiesis, significa creación. Estableciendo una comparación semántica-etimológica podemos observar que una poesía está compuesta por versos y que, en términos espirituales, la creación primordial es el universo. Una definición de verso poético es ésta: «combinación de palabras sujetas a ciertas reglas en su medida y cadencia». Quizá sea aventurado decir que el universo es una combinación de elementos sujetos a ciertas reglas, las reglas del cosmos (orden) y la energía (movimiento). Pero creo que vamos por buen camino en esta comparación. Verso hace referencia a un espacio, su sentido primero es hacia. La palabra, el significado, sigue una dirección creativa. «En el principio era el Verbo», se nos dice en la Biblia.
¿Y los multiversos? Literariamente podemos afirmar que un poema es un multiverso, es decir, muchos versos.
¿Y la Creación? Según esta deducción etimológica la Creación es el gran poema. Realidad exterior e interior se unen ante la perspectiva de un Todo.
En conclusión, todo es lo que somos y somos todo lo que es.
Publicado en el diario La Verdad de Albacete el domingo 15 de marzo de 2009
http://www.laverdad.es/albacete/20090315/opinion/realidad-interior-exterior-20090315.html
http://www.laverdad.es/albacete/20090315/opinion/realidad-interior-exterior-20090315.html
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