Haber vivido con el peso de latitudes agonizantes,
haber nacido en un mundo de pérdidas y ansiedades,
ser para nada, un lamento en la noche sola, acaso
un abrazo verdadero que nos redima de tantas puñaladas.
La muerte a cada paso, en la respiración, en el vientre,
en el corazón advertido de entierros familiares, en la suerte
que nos depara la ceniza, la ceniza con su sentido de polvo enamorado.
Haber vivido con la esperanza a cuestas y comprender, lleno de sombras, su pérdida,
el vacío, la desolación del tránsito sin nadie. Sin amigos, sin aliento, sin mañana.
4 comentarios:
Allá donde naufraga la esperanza conviene prevención, una vacuna contra la tentación del otoño -bonjour tristesse- y sus engaños para poner coto a sus conjuros. La biología es una arpía tan cabrona como el tiempo. Y manda reír en primavera, despelotarse en verano, deprimirse en otoño y cantar en invierno los peces en el río. Es el ritual y la trampa en que caemos quienes entramos imprudentemente en su juego. La esperanza tiene razones que no siempre entienden los poetas,tan dados a buscar metarrealidades de las cosas reales en clave de belleza. Lo malo es créerselo: que el mar es el cielo, que la noche era mañana, los molinos gigantes y las lagañas perlas.
La desesperanza es la situación real que debiera ser ficticia porque sobreviene tras el balance ficticio que resulta de relacionar dos magnitudes no relacionables: el mundo irreal o virtual creado con la realidad, bella y gratificante cuando se la mira con los ojos limpios y no a través del catalejo del ombligo -universal egoísmo- o los sensores de la entrepierna, que está bien según y como. La vida es hermosa cuando se la mira con ojos limpios y con mente sencilla, patrimonio común de la inteligencia que pocos reconocen con estos atributos. Por eso es feliz el sabio, antes y después del "beatus Ille". Yo creo, amigo poeta, que la depre no endógena es un fenómeno que sólo puede analizar quien la padece. Quizás, en el fondo de todo sólo haya compasión de sí -casi siempre injustificada-, un cierto narcisismo en la imitación de los poetas trágicos y malditos y hasta una dosis nada escasa de egoísmo. El catalejo del ombligo, ya digo; y la cosmovisión de la caverna del célebre ejemplo de la filosofía griega; y el otro, más kantiano: de un clavo pintado sólo puede colgarse un gabán pintado; y la paloma de Alberti. Ver y actuar: salir es la solución, fácil además con el concurso de la voluntad. El problema es quedarse, permanecer y dejarse caer por la espiral decreciente de Dante, que es, además lo cómodo.
La esperanza es racionalmente aceptable cuando fundamentada en el lado bueno de las cosas que nos circundan, cuando nos dejamos inundar por ellas por ellas. Siempre nos quedará el resto.
Nos veremos un día de estos, amigo poeta.
Coward Joe (nickname)
Entre el autor y el comentario de anónimo: Coward Joe, casi han lanzado un testigo para un debate, ya muy antiguo y casi desgastado, aunque desgastado no puede estar nunca del todo, pues siempre aparecerán nuevos seres que volverán a resucitarlo.
El azar trajo estas palabras, como azar es todo al final.
No creo que el autor de este blog esté deprimido, en absoluto. La depresión siempre viene (causas biológicas a parte, todavía no descubiertas) por expectativas, -casi siempre demasiado infladas en esta sociedad infantil- no cumplidas.
Cuando una queja, sublime en este caso, viene, o nace, del origen, o al menos eso me ha parecido a mí, la depresión no es posible.
Esa queja inicial lleva anticuerpos. Los anticuerpos de una rabia camuflada, o del reproche a una absurda herencia de tener que agradecer una existencia, que no siempre es un regalo. Y en cualquier caso, no todos los regalos gustan. Ni debiera existir la obligatoria y falsa cortesía de agradecerlos.
Pero se haría largo éste, tal vez, indeseado debate.
No creo en la generosidad de los optimistas. Son los seres más egoístas del mundo. Nadie es más egoísta que un optimista. Ya que necesita esa ilusión para sí, y de paso, inocularla al resto, disfrazada de generosidad. Y hablan del ombligo de los otros, cuando el suyo, es el macro-ombligo del universo, que necesita entregarse, sólo para recibir.
No ha habido ni una sola entrega generosa en el mundo, de auténtica generosidad. Y da igual quién lo niegue. Y da igual que quien lo niegue haya leído un millón de libros o simplemente el envoltorio de una chocolatina.
Felicidades de nuevo al autor de este blog. Andamos necesitados de homenajes al vacío.
Los contenidos chorras, ya se llevan todos los días, demasiada e inmerecida pirotecnia. Gracias.
saludos de Poesía
Le agradezco sinceramente su visita y sepa que simpre espero ansioso su proxima publicacion. Saludos desde el Sur!!
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