A pesar de la televisión y de otras muchas cotidianas distracciones que casi por inercia consumen nuestro valioso tiempo, hay otros momentos que se ofrecen propicios para el cultivo de una enriquecedora tarea llamada 'lectura'. Bien es cierto que aquello que entendemos por lectura comprende un panorama sumamente amplio o sumamente estrecho, según el lector, habitado generalmente por revistas y magacines, periódicos, novelas, cómics, etc.
Así es como doy comienzo a la crónica de mi encuentro con uno de esos libros, quasi secreto, en una de esas grandísimas superficies de libros o también llamados 'mercadillos de best-seller'. De nuevo descubro que un libro nos invita a abandonar por un tiempo la realidad, que nuestros quehaceres y preocupaciones quedan atrás y es otra voz, no la de nuestra conciencia, la que escuchamos, siempre con incertidumbre y confiada esperanza.
El libro que encontré es de género filosófico. Su autor: Cioran. Y una frase en el 'incipit' del transcurso del texto ya sobradamente lo justifica en su conjunto: “Sólo se libera el espíritu que, puro de todo contubernio con seres u objetos, se ejerce en su vacuidad”. Esta máxima nos traslada a la clásica oposición de formas de vida entre Oriente y Occidente. Frente al trasiego y desbordamiento de nuestra civilización se sitúa el quietismo o vacuidad del Tao chino, del Zen japonés o de las doctrinas búdicas de la India, verbigracia. Cioran nos dice que en nuestra civilización los que verdaderamente asumen el modo de vida oriental son los mendigos. Estoy deacuerdo con ello salvo en el hecho de que la mayoría de los mendigos no son lo que son por perseguir un fin espiritual sino porque no les queda más remedio que asumir su desesperada condición de mendigos, la cual aborrecen y calman con su prolongado y amargo alcoholismo. Es decir, no hay una elección consciente en el mendigo de vida espiritual y la mayoría de ellos, como en el poema de Espronceda, son forzosamente cínicos.
Otro estilo de vida occidental que trata de asumir, ya consicentemente, modos de vida espirituales, éticos y/o filosóficos, religiosos o culturales (gastronomía, música, vestimentas..) venidos de Oriente se ha definido como 'New age'. Pero este movimiento en la mayoría de los casos alumbra superficialmente la vida de sus practicantes y pocos son los que viven con verdadera fidelidad el significado profundo de las doctrinas con que simpatizan. Apunta Cioran que “Estar a la altura de la eternidad es también vivir al día”.
Artículo publicado en el periódico El Pueblo de Albacete
27-07-2006, José Manuel Martínez Sánchez ©
27-07-2006, José Manuel Martínez Sánchez ©
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