-¿Quién predijo la muerte de la poesía?
-Llevaba razón.
El lenguaje –dicho con sencillez- comienza en el momento en que necesitamos ponernos de acuerdo o manifestar nuestro desacuerdo. Es disparatado pensar que la primera manifestación del lenguaje fuese para preguntar a alguien cómo se llama, porque si se llama, si esa persona ha establecido su identidad con respecto a las demás, ya está utilizando el lenguaje. Lenguaje no es sólo palabra, sino presencia comunicada mediante símbolos que actúan como arquetipos de una imagen previamente representada o potencialmente adquirible. El lenguaje, por tanto, está en nosotros socialmente. Pero ¿hay lenguaje previo, esto es, comunicación interior, si no hay comunicación exterior? Esa es la cuestión inicial, el problema, el germen que ha de ser examinado. La filosofía parte siempre de una idea general y su forma de solucionar problemas -a menudo- es perversa y desleal, tremendamente lógica, insuficiente para analizar lo ilógico de la realidad consensuada, pues la teoría filosófica actúa desde el consenso, por eso, no pretendo establecer ningún método o teoría filosófica sino expresar-levemente partiendo de la comunicación interior redefiniendo lo determinado. Hemos de partir de Heidegger para creer que el lenguaje no es posibilidad humana sino hecho radical-necesario para definir al ser. Pero ¿cómo se define? Solamente, y esta es la respuesta más nihilista y posiblemente adecuada, por sí mismo. Siendo lo que es, hablando de sí en su silencio metatextual. Aquel que físicamente, por sus intrínsecas y extrínsecas connotaciones, resulta de su pureza, natural y codificada, un hecho físico-intelectual inabordable.
de tu trascendencia. Cierras el libro, como la puerta
que te lleva al ocaso de las estancias paralelas.
Infinito sentir: luz, oscuridad y niebla.
Infinito morir del tiempo que no muere.
Puedes sufrir la palabra y el silencio,
puedes decir que muere el día,
que la noche se apresura,
puedes ver las cosas que viven
dentro de las cosas: en la apariencia.
Dormir, soñar, perder lo perdido,
borrar los días incesantemente,
descansar bajo el sol, morir
sobre la noche abismal, sentir
que es otra la tierra que nos acogerá
cuando partamos a ese lugar oculto
que siembra su luz dentro de las cosas.
Sueña el poeta el día y no duerme
cuando es la noche su manto íntimo,
su profunda invención, su dulce y entretejida
agonía.
POESÍA
RELATO
1. Luis Miguel Blázquez Durán: Inexistencia
2. Martín Cid: Noches blancas
3. David Fortea Etxeberria: El Claro de Luna de Frankie y Johny
4. Esteban Gutiérrez Gómez: Trofeos
5. Hank: La terminal
6. Eduardo Licciardi: Noticias desde el paraíso
7. Diego Martínez Barrenechea: Nieva
8. Pedro Pujante Hernández: A la otra orilla
9. Juan Amancio Rodríguez García: Espadazos
10. Juan Manuel Sánchez Meroño: Mi aseo
11. María Sivana: La bestia nocturna
12. Antonio Terrasa Lozano: Maldad y melancolía. Una aproximación eólica a la defenestración del doctor Juan Martín de Montefrías
MISCELÁNEA
1. Mariposa Laberíntica: Salta / Confieso / ViajesMICRORRELATO
1. Arenas: AngustiaENSAYO
1. José A. Jarné: El criminal y la novela negraFOTOGRAFÍA
1. Rogério Oliveira: El minimalismo de la pausa, por Carlos Jesús Escolano GarcíaPINTURA
1. Eloísa García Soriano: Título, por Carlos Jesús Escolano GarcíaCÓMIC
1. Juan José Santiago Martín: No somos ni Romeo ni JulietaSatisfecho con mi herida
hacia el fin de la tierra
cantaré lamentos, palabras
que se asientan en el monte
bajo el vasto cielo que lo cerca,
siendo él mismo cercado
por la infinita vastedad del universo.
Y así, lamentando, sentiré
el viento en mi pecho,
tendré frío, lloraré
la ausencia tuya
y seguiré teniendo frío,
dando al monte mis lamentos.